Desde los valles altos de la cordillera andina, el pueblo Pewenche ha hecho del piñón y el bosque su hogar sagrado. Enclavadas entre montañas y ríos puros, sus comunidades ofrecen experiencias que conectan con la tierra, el fuego y los ciclos de la naturaleza. El turismo aquí se vive entre senderos cordilleranos, gastronomía con identidad y el aroma de la leña que cura el cuerpo y abriga el espíritu.